sábado, 27 de septiembre de 2008

Leyenda: El burro que crecio y crecio...

Cuentan que en el pueblo de Chapilca, a unos quince kilometros al oriente de donde se juntan el rio Turbio y el rio Claro, en el valle de Elqui, vivian cenca del rio unos niños que se portaban muy mal.

Estos jovencitos, ya niñones, hacian muchas maldades divirtiendose en toda clase de aventuras que tenian como victima a los demas habitantes del pueblo. Se metian a sacar fruta sin medida a los huertos y no eran capaces de comersela toda, jugaban con el agua de los canales abriendo a deshoras las compuertas, no dejaban dormir con sus risotadas a los campesinos que se acostaban temprano para levantarse al otro dia apenas amaneciera y, en fin, cometian una serie de perjuicios para los laboriosos vecinos.

Un dia cuando estos granujas, una decena, se fueron cerca de una quebrada vieron un pequeño burro, manso y solitario. El tentador animal se convirtio en la atraccion del momento y, sin dudarlo, el lider de la banda se subio para montar "a pelo" a la inocente bestia.

Los demas niñones, avidos de convertirse en jinetes, anhelaban tambien subirse. "Vamos!" -dijo el lider- "Hay lugar para uno mas" y sin esperar, un segundo niñon monto en el burro. Llenos de risa notaron que aun habia lugar para un tercero "Que alguien mas se suba!" invito el jefe.

Sin darse cuenta, los niños se iban subiendo en el animal mientras este comenzaba a aumentar en tamaño y, cual odre que crece al llenarlo de agua, alcanzo a sostener a cada niño que se iba subiendo. El burro crecia y crecia sin que los niños se dieran cuenta y cuando hubieron subido los diez, se miraron entre si incredulos sin ya poder bajarse; el burro habia adquirido tal porte que se veian las copas de los sauces e incluso de los alamos y era ya imposible bajarse.

Cuando el burro termino de crecer se fue alejando del pueblo con todos los niños que se portaban mal; como a la oracion, cuando ya no se veian bien los caminos, los niños se perdieron para siempre.

Entre ellos habia un hermano de la señora que vende quesos y de un caballero que vive en la casa rodeada de pircas; ellos siempre andan tristes y en silencio y, segun me contaron en la escuela, muchas madres se murieron de pena esperando que sus hijos volvieran un dia. Segun tambien dicen, el diablo fue quien se los llevo, disfrazado de burro.

Por todo esto, que paso hace muchos años, los niños de esos pueblos se acuestan temprano y se asustan cada vez que escuchan rebuznar a un burro en las noches, sobre todo cuando sale el terral, pensando en que quizas se trate de aquel mentado burro que esperan no venga un dia por ellos.

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